Sábado 13 de junio, Pasaia, en el mismo sitio en el que Auzolan se reúne desde enero, vivimos una ceremonia importante por muchas razones, la primera incorporación de un profano a la Logia, el solsticio de verano, Hermanas y Hermanos venidos de otras logias de las Federaciones española y francesa, de logias de Obediencias amigas. Mucha gente y mucha emoción.
Quienes estábamos allí, mayoritariamente, hemos vivido una ceremonia de iniciación suficientes veces como para que, pensamos, no nos afecte en demasía, pero en esta ocasión yo creo que la emoción se apoderó de todos nosotros, una nueva piedra se sumaba al edificio y además en un día especial. Todo ello cargaba el ambiente de un halo especial que se hizo más presente en la Cadena de Unión a la que quedó unido nuestro nuevo Hermano, y con el fondo de una de las más bellas canciones de la tierra en la que nos asentamos, el Baga higa biga de Mikel Laboa; una canción que ya sonó en la primera Cadena de Unión que reunió a las Hermanas y Hermanos de Auzolan el día de nuestro encendido de luces, y que ayer volvió a aportar un espíritu especial al momento en el que un eslabón era engarzado a la cadena de nuestra logia, de nuestra Federación, nuestra Orden y la que conforma la francmasonería universal.
Cerramos el curso con una piedra y lamentamos que no hayan sido dos, esperamos que Rosa, se recupero y que con el nuevo curso venga a ocupar un lugar en la cantera en la columna del Norte, bien bañada de luz para que el conocimiento se asiente en los nuevos aprendices.
Buen solsticio, buen verano, buena cosecha y que el regreso al trabajo en septiembre nos aporte más Fraternidad.
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